5 de enero de 2011

EMEME TORTA

CIUDAD DE POBRES CORAZONES

LO NUEVO Y LO VIEJO

(a proposito de La torta y las hormigas)


1.       A la manera de la esponja de Baudrillard, la ciudad absorbe el tiempo, su literalidad, trastocando los ordenes. El tiempo ya no es el mismo al atravesar el espacio urbano. No hay ciclos (vitales, naturales), solo circulación. El viejo teatro, ciudad vieja, la vieja estación. El adjetivo “viejo” corre tras el pasado disipando el aura del misterio con que el olvido y el trabajo cubrían los vestigios del pasado que esperaban por su instante de peligro.De ahí la ingenuidad de los defensores del Patrimonio. El patrimonio es al urbanismo lo que el vintage es a la moda. Cuidar el Patrimonio Cultural de la Humanidad es como dejar las gallinas a cuidado del zorro. Recuerdo los movimientos campesinos que se levantaban frente al proceso de cercamiento, revueltas que relata E. P. Thompson en la Economia Moral de la Multitud. Enfrentar al capitalismo con las consignas del pasado. Seguimos siendo Los Raros de Ruben Darío, aristocrátas vestidos de progres para enfrentar al progreso, hoy, neoliberal.
El punto más alto de esta defensa patrimonial es el proyecto Sr. Amor, donde los diseñadores de vanguardia restauran la ropa del ejército de salvación, destinada a lúmpenes y hippies, mudandolas a ferias de diseño de algún barcito palermitano. De la misma manera, las vanguardias bohemias y culturales renuevan el patrimonio urbano poniendo en valor, valor económico, áreas olvidadas de la ciudad, aquellas destinadas al resguardo de la inseguridad, la pobreza, la marginalidad.

2. En Berlín, la caída del muro provocó dios grandes movimientos: abrió un vacío y  un pasaje. Si el muro separaba algo, es porque algo había unido, claro; pero si algo unía, es porque no era todo lo mismo. El vacío que dejó el muro, una franja de 17 Km. por 200 o 300 metros, y un pasaje a través de ese vacío hacia otro: mientras del este migraban hacia el vacío capitalista, los jóvenes del oeste viajaban al vacío inmobiliario. De los brillos del capitalismo a los brillos vintage del socialismo real.

El paradigma es Zapata, un viejo edificio ocupado, transformado al mismo tiempo en hogar lumpen y casa de turismo cultural. Zapata, porque no hay huellas del este en el Este, solo la Karl Marx Alle, a metros de Potsdam, icono de la arquitectura primer mundista sobre el vacío.

"El Café Zapata es un lugar frecuentado por los berlineses alternativos y la generación altermundista"... Anoten eso teoricos de la "militancia light", "Altermundistas", ¿tercermundistas? ¿primermunistas en viaje de iniciación? ¿segundosmundistas desorientados? Alter, otros mundos, siempre el mismo.

3. En La Plata el Patrimonio es por excelencia lo expuesto, y no lo olvidado. La Hollywood del Plata, la bautizó Martinez Estrada; Eva Perón, supo llamarse también. Urbe y teatro. La escena, la ciudad como puesta en escena, ha sido una marca de La Plata; y el photoshop de Thomas Bradley, inaugura ese troquel. Una ciudad pensada lanzada hacia el firmamento, proyectandose, proyectada. Terminó estrellada sobre el muro de la capital.

El proyecto como fracaso, cuando el proyecto fracasa, cuando el proyecto se enfrenta a sus verdaderas condiciones materiales de producción, el deseo hace institucion. El verdadero proyecto es el fracaso del proyecto.

Ese fracaso vuelve como algo siniestro, cronicamente, circularmente. Son las historias de masones y chamanes, de tuneles y estotérica simbología, de enanitos verdes, de fantasmas. Muertos. La ciudad oculta a sus muertos, y ellos vuelven transmutados, transformados. Esos muertos no tienen nombre, o mejor, tienen múltiples nombres. Son los derrotados de la historia que vuelven como el “el fantasma del desorden” que “siguió alborotando al capricho de lucirse a lo grande”.

La Plata es un molde que busca continuamente conjurar ese fantasma, el deseo de disciplinar las fuerzas económicas (el eje campo ciudad puerto europa), fuerzas políticas (capital provincial), fuerzas sociales (trazado higienista). Deseo construido sobre la oclusión de un pasado hecho de indigenas que habitaban este suelo, de obreros españoles e italianos que levanatron sus muros, de estudiantes latinoamericanos que defendieron la Reforma del 18 para hoy ser expulsados de los clautros.

4. Pensar la ciudad es reconstruir un linaje, es revisar en sus historias los pequeños fragmentos que componen su vitraux, como cartoneros que juntan desperdicios, el historiador junta historias descartadas por otros, relatos inutiles, anecdotas inservibles, y, cargando todo en su carro, la renueva, las recicla, las reaviva. Es el arcaico oficio del bricollagge, que al unir lo diverso disperso compone un nuevo cuadro de la Historia.

En la ciudad lo más viejo es siempre lo más nuevo, lo rescatado y puesto en valor. En lo pintoresco alberga la nueva moda. Pero si hurgamos en los restos, entre las ruinas que la ciudad va dejando a media que coloniza sus márgenes, en los centros urbanos y comerciales, en las escalinatas de sus cementicios edificios públicos, teatros desmemoriados, plazas abiertas a las circulación, neonicas esquinas comerciales, veremos allí regurgitando y escupiendo en nuestra cara colectivos de jóvenes, cumbieros, y skaters, cartoneros y limpiavidrios, la arcaica y amenazante comunidad “bárbara” amasando viejos sueños de derrota.

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