17 de abril de 2011

EMEME CUBO

CIUDAD DE POBRES CORAZONES
CASA CUBO
Diatriba contra los arquitectos
  
1. Mi abuela decía que “todo cabe en una caja si se sabe acomodar”. Este es el lema de los arquitectos de rasti contemporáneos, que meten en 10x30 todas las prerrogativas del mediopelo actual.

Impulsada por la “búsqueda de un verde” y facilitada por los negocios inmobiliarios de la Escribanía provincial y el Consejo Deliberante local, la casa-cubo germinó como un sarpullido cutáneo todo alrededor de nuestra urbe, allí donde chacras y terrenos fiscales nos daban ese aire ocioso de distanciamiento conurbanesco, tan caro a las mirada del urbanita platense.

La casa cubo es el horizonte del medio pelo argentino: pensada para crecer en medio del country, donde la ausencia de limites visuales y de tecnoseguridad abren la casa al exterior, colocada en el 10x30 y encerrada entre altos muros protectores la casa cubo es verdaderamente la caja de zapatos de mi abuela.
2. El edificio de semipisos es el primo urbano de la casa-cubo. Ambos están pensados para responder a un presupuesto más que a una funcionalidad o a un proyecto.
Anécdota: la compradora va a ver el departamento y se encuentra que ese balcón del segundo piso que anudaba de verde la copa de un tilo es ahora un desértico, soleado, inhóspito cajón de 2 x 1. Inquieta, le pregunta a la arquitecta que se paseaba por el lobby que pasó con el árbol: “lo sacamos porque tapaba la entrada del garaje”. Al mirar la vereda recién terminada, en el lugar del tilo una tapa de cemento oficia de lápida.

¿Qué hay debajo de esa lápida? En primer lugar, 2000 años de arquitectura sepultada. 2000 años de evolución de una “ciencia” acerca del entorno, de la distribución del espacio, de la adaptación de la urbe al medio. Sepultados por una disciplina que pasa sin mediación del papel al espacio, tiranizando a ésta último, ultrajándolo, con el fin de ver realizados la abstracción del plano (ni hablar de esta arquitecta, en singular, que no tuvo, ya no la responsabilidad, sino la minima curiosidad de caminar las cinco cuadras que median entre su casa y el lugar donde emplazaría su idea).

La casa cubo es, así, hija del disciplinamiento académico de la mirada arquitectónica. La arquitectura moderna puede decir, como Picasso, "A los 12 años sabía dibujar como Rafael, pero necesité toda una vida para aprender a pintar como un niño". La arquitectura es un adulto detenido en la fase preoperacional del desarrollo según Piaget. El arquitecto es un diseñador que no sale del closet, un ingeniero sensible.

Obviamente, también, esa lápida es el espejo donde se mira toda la política municipal sobre el espacio público. Es la transformación del municipio en una gran agencia inmobiliaria (ni hablar de los legisladores, particularmente Juan Pedro Chávez y Jacinta Tritten).

Obviamente, que la cal y la arena la hecha ese perverso mecanismo llamado mercado. Cuando el espacio es dominado por las reglas del mercado, la abstracción gana el territorio, todas las calles son iguales pues todas son espacios a ser completados por el capital.

El mercado uniformiza y, especialmente libera de responsabilidades a todos sus actores: inversores que no saben que construyen sino cuanto es la rentabilidad, constructoras que no saben como construyen sino  cuanto puede reducirse el presupuesto, arquitectos que no saben para quien ni donde construyen sino cuanto puede su imaginación ceder ante los costos impuestos, dueños que venden “la casa de sus vidas”, porque la ciudad crece y con esa plata se pueden “mudar en busca del verde”, adquirientes no saben lo que compran pues no habitarán ese espacio, inquilinos que no les importan donde viven pues están de paso por la ciudad. O bien todos saben, y entonces la perversión es sadismo. La ciudad es así una gran pajarera donde todos estamos de paso.

3. La casa cubo recupera la vieja idea de Ford, cuando decía "daré a cada americano un automóvil del color que prefiera, con tal de que sea negro". Así, cada uno podrá tener la casa que quiera, mientras la quiera cuadrada, minimalista, con “un verde” y un perro labrador.

La casa cubo es, en primer lugar, producto de la estandarización que el capital hace de los materiales. También Ford había pensado los autos como una caraza donde se incorporaban piezas intercambiables. Así, como un juego de rastis, tenemos un cuerpo de base sobre el que ir encastrando los accesorios que uno quiera, o mejor, que uno pueda adquirir. Lo importante en todo caso, es que la base sea compatible. Así, si uno no presta atención, las casas parecen todas iguales, lo que le da un “espíritu de cuerpo” al barrio tilingo. Bienvenido. Pero si uno esta entrenado y conoce las reglas de la distinción, sabrá distinguir entre una grifería y otra, entre un paño fijo y otro, entre un puf y un BKF. El capital uniformiza la base para que todos estemos incluidos, pero crea al mismo tiempo las marcas de la distinción que nos dejarán afuera.

1 comentario:

Gonz dijo...

Es hija de arquitectos disciplinados por ese "mercado que uniformiza". Como las pilchas de las minas, venden "basicos", combinan con todo y con todos!
Pero... esa arquitetura combina con todos?
Cocina separada!
Toilette para las visitas (en deptos de 70m² y chicos de veintipico!)
Algún cliente les dirá:
- Arquitecto, quiero una casa que sea un juego de volumenes, de luces y sombras.
??

Es hija de arquitectos cobardes que se refugian en la "simpleza", lo "despojado" y que no se animan o no pueden...
Se puede ver a la arquitectura como un arte, entonces pregunto:
puede una universidad formar Artistas?
Se entrega un diploma, y se anuncia: -Lo felicito Bermudez, ya es usted un Artista!

Es hija de la arquitectura para arquitectos.
El arquitecto plasma, por fin,todo su aprendizaje, cuando construye su propia casa. Aparece en publicaciones dónde otros arquitectos envidiarán su suerte. Una especie de círculo académico-masturbatorio!

Mientras nosotros ojeamos con gusto la Revista LIVING y soñamos con una pérgola, un piso de adoquín, estilo rústico.

Para que las "reglas de la distinción" nos distingan:
Que vuelva del arte aplicado!
Que vuelvan los enanos de jardín!