20 de abril de 2011

EMEME DELIVERY

La ciudad y las cosas 

DELIVERY


1.      La ciudad dispone ante nosotros un abanico de servicios. La ciudad no administra tanto el espacio como el tiempo, a través del espacio. Es la paradoja del buen vecino, reunir para separar, vive al lado pero “ni se lo nota por suerte”.

Entonces, como artefacto central de la vida moderna, la ciudad está allí para facilitarnos las cosas: tener todo a mano. La mano es la justa medida de lo moderno, en tanto marca la distancia de la comodidad por sobre la potencia del hacer de la cooperación. Del tener la mano al dar la mano. De la propiedad al don.
2. Nuestra reproducción cotidiana necesita de toda una serie de servicios alrededor. Aquello que antes hacía la mujer hoy lo hace el mercado pues la liberación femenina es la liberación de la fuerza de trabajo femenina. Doble alienación, al mismo tiempo que libera energías de trabajo hacia el mercado, abre nuevas necesidades: nichos del mercado.

Encontrar un nicho es el fin del mercado: es donde culmina el proceso de realización de la mercancía y donde muere el cuerpo del trabajador (su potencia de trabajo). De ahí la gran ironía de Alfredo Péculo, cochero enriquecido bajo el ala sindical y cara visible del neocapitalismo en su fase telemenemista.

Entre los servicios expertos y los mandados, del service al canillita, todo un abanico de arreglatuttis a domicilio se despliega en la ciudad. Es la contratara de la colonización de nuestro tiempo libre, la transformación del tiempo de reproducción en tiempo productivo, y del ocio en actividad animal. Desde que se enuncio al capital social ya ni estando al pedo podemos liberarnos de nuestra condición de fuerza de trabajo.

Al reconstruir nuestras trayectorias de vida, Bourdieu puso en caja ese último resto de inutilidad en las relaciones sociales: el chusmerio acerca del amigo del amigo.

3. Nuestra vida esta solicitada, entonces entre dos extremos, de un lado, aquellas actividades prescindibles por imprescindibles. Son los service, poseedores de ese saber experto y único que implica arreglar un control remoto, un cuchillo eléctrico, la heladera o el televisor. Tan imprescindibles que son poco a poco reemplazados por más mercancías: ya nadie arregla un televisor, se tira y se compra uno nuevo. El día que esta transformación llegue al automóvil y nos liberemos de los mecánicos…

Del otro lado, aun existe toda una serie de actividades y necesidades que de tan prescindidles se han vuelto imprescindibles: los mandados. Algo tan sencillo como “ir al mercado” es sumido en la categoría delivery. “tener a mano” no es lo mismo que alcanzar el teléfono (y bajar la escalera o atravesar el pasillo, y buscar las llaves, y el cambio: por suerte para el mercado aun hay todo un mundo material que resiste a nuestro total confort por disolver,).

El día que el mercado colonice este ultimo nicho, encontraremos el confort total: en un nicho.






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