5 de octubre de 2014

GRANDTOUR - BARCELONA I



1. Elijo empezar las notas sobre Barcelona con esta foto de Marina Ginestá, miliciana comunista republicana,  tomada por Hans Gutman en la terraza del Hotel Colón el 19 de julio de 1936. Vi ésta foto en los patios de las oficinas de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona, en una exposición de la agencia EFE, que adquirió el fondo fotográfico de Gutman en 1987.




Guarda ella algo de la épica del viento, que recuerda también a la foto del Che tomada por Alberto Corda en 1967, que recuerda a su vez a los vientos de la historia que alzan al Angelus de Klee descripto por Benjamín. Pero mientras el Che tiene el seño de quien afronta la historia con la experiencia, Marina, en esa sonrisa giocondesa de 17 años, le pone a la lucha la alegría desafiante de quien compromete su presente. “Tiene la inteligencia en los ojos y la decisión en los gestos”, dice de ella De la Torriente Brau en “Cartas y crónicas de España”. De fondo, las agujas de Barcelona. Catedrales y edificios, dan forma al desafío que la revolución asumía. El viejo sueño de la comuna late detrás.

2. Imposible no pensar entonces en el sentido del rostro. Dice Roland Barthes en sus Mitologías en relación al de La Garbo que “pertenece aún a ese momento del cine en que el encanto del rostro humano perturbaba enormemente a las multitudes, cuando uno se perdía literalmente en una imagen humana como dentro de un filtro, cuando el rostro constituía una suerte de estado absoluto de la carne que no se podía alcanzar ni abandonar”.

El rostro pone en escena un aura que disloca la maquina del cine, encantando y perturbando. El rostro de la Garbo emerge del centro de la industria cultural como una mercancía más, pero al mismo tiempo sosteniendo la posibilidad que nos perdamos en ella.

La industria cultural se produce a sí misma en la reproducción de la obra de arte que, al igual que la mercancía, es alienada al productor, perdiendo allí la subjetividad que le da sentido. Pero esa subjetividad pervive como aura en la mercancía, que contiene entonces la posibilidad de recuperar en el momento del consumo esa subjetivación del trabajo y el reencuentro con el trabajador consigo mismo.

Barthes encuentra ese aura en el rostro de la Garbo. O sea, en el corazón de la industria de Hollywood, de la industria cultural, hay algo en el rostro de la Garbo que redime, que reencuentra ese momento arcaico de la obra, del producto antes de la mercancía.
En este sentido, yo también me pierdo en el rostro de esta miliciana española. Pues hay algo allí que quiere ser redimido. ¿Marina? ¿La ciudad? ¿La revolución?.

3. Es interesante para pensar en primer lugar la ciudad. Rescatar la particular historia de Barcelona como nodo del sentido español. Y catalán. España y Cataluña escenifican hoy un guión que recorre toda Europa y que es tan arcaico como el Estado Nación mismo. Pensar el reclamo de soberanía como arcaico (idea que le robo a la derechista Soraya Saénz de Santamaría) significa pensarlo como una prerrogativa pre estatal, conservador en tanto se sostiene en identidades y derechos previos al Estado Moderno. Previa al estado soberano. Pero no hay nada antes del Soberano, no hay nada que reclamar. El poder que no ha sido concedido, porque no hay poder previo, y por ello no hay nada que reclamar.

Pero también es un reclamo que da un paso atrás para dar dos adelante. Como describía  E. P. Thompson los reclamos de los campesinos que solicitaban el uso de sus tierras comunes del feudalismo frente a ese proceso de cercamiento que empezaba a dar forma a la propiedad privada. Un reclamo conservador frente a la innovación de la propiedad privada. Un salto como el de Marx en el Mir. Encontrar en la supervivencia de una forma arcaica, formas de organización de la sociedad más revolucionaria.

El reclamo por la soberanía recupera un derecho pre estatal, pero al mismo tiempo está liberando fuerzas desconocidas. Esas fuerzas anidan en la ciudad de Barcelona, que es el modelo de ciudad cosmopolita.

4. Barcelona es la ciudad cosmopolita, ciudad que ha transformado el territorio en mercancía y la ciudad en una marca. Los barrios como productos del marketing.

No debe haber ciudad que se halla reinventado a si misma tantas veces como Barcelona.

Combinación exacta de una clase política marketinera, una burguesía siempre volcada al espacio urbano (desde la Exposición de 1888 a las Olimpiadas de 1992, del Gótico al Modernismo) y un proceso de apertura a los Fondos Estructurales. Asi, mediante el dispositivo del Planeamiento Estratégico Urbano como modo marketinero de resolución de problema de las Administración Pública, la ciudad desarrollo tremendas estructuras urbanas que son hoy su marca más reconocible.

Atrás de este modelo siguió el resto de España, a colgarse de la teta europea. Así vemos hoy como corren dos o tres autopistas una paralela a la otra, como las rotondas pululan como girasoles, y como arquitectos top terminan envueltos con políticos autonómicos en vueltos y roscas que pensábamos que eran exclusivos de nuestras latitudes.

5. Encontrar en el corazón de ese modelo, el rostro que redime. Un conjunto de experiencias que resisten. La okupación y el reclamo por el Centro Social de Can Vies, la movida de los barrios resistiendo el modelo turístico, la defensa de Gamonal. Demandas actuales que recuperan tradiciones locales, entre ellas las comunas republicanas o la huelga general de La Canadiense en 1919. Y en la recuperación de esas tradiciones populares recuperamos formas de organización comunales, no dirigidas, de abajo a arriba.

Y esas tradiciones anidan en el rostro de Marina. Frente a un Che Guevara que enfrenta el viento de la historia, con el vacío de fondo, el vacío de la historia y la seriedad de la revolución. Revolución de ceño fruncido. Marina no. Ella es una revolución que incluye el género, la juventud, la osadía, la ingenuidad, la sonrisa casi de Mona Lisa de Marina. Y el riesgo y la aventura. Anida en esas cúpulas, en esa burguesía que construye la ciudad. El germen de la revolución, esa estrategia casi ontológica. Ese reclamo necesita anidar allí.

Marina murió el 6 de enero de este año.



Bibliografía
Roland Barthes, "Mitologías" (traducción de Héctor Schmucler). Siglo XXI. Primera edición en español: 1980.


No hay comentarios: